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miércoles, enero 28, 2009

Detalles mórbidos 



Momento en el que recibo esta puta mierda, como regalo de despedida a mis muchos años de sudor entregado a la gloria pelafustaní y en el que comento, con tono jocoso y comedido, acorde a la naturaleza de la cena de gala que se estaba llevando a cabo, que mis compañeros son todos hijos del amancebamiento de sus madres con pudientes caballeros.



Doy fé de que intenté hacer sonar con huevos la fularda aquella, pero entre que el tamaño es 3/4, mis dedos de avutarda y que las pastillas son modelo Falete, el tema estaba bastante chungo. Mi cara de asco corresponde a las púas, que también tenían a nuestros amigos Lovato & Jonas. Observese como no suelto con la otra mano las herramientas de verdad, para no vomitar.



Y por último, y para cerrar esto en un "high note", los pelafustanes en acción tocando una versión semiacústica de "Whiskey in the Jar", versión Thin Lizzy. Nótese la ayuda karaokeana en las manos de Tere y que el único que lleva algo electrificado soy yo, aunque sea una Strato pastelera.

P.D: Gracias a Nur y Nilrem por los testimonios gráficos

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martes, enero 20, 2009

Manifiesto 

Simplemente, y ahora que me tengo que retirar por motivos ajenos a mi voluntad (las circunstancias que lo acompañan, no el hecho en si), lo puedo decir.

Los Pelafustanes, los Pelafusfanes, y el jebi metal son lo más grande que ha parido madre. 'Nuff Said.

No he tenido sensación tan ambivalente en mi vida. Estaba tan de supino bajón al recoger los trastos al darme cuenta de que sería la última vez (por una temporada), y al mismo tiempo me sentía tan bien de ver que mis amigos son los suficientemente hijos de puta como para darme justo donde más duele y al mismo tiempo resultar geniales.

De verdad, sois lo más grande. Sois gigantescos. Colosales. Hats off.

P.D: No he colgado esto antes porque he tenido una gastroenteritis deluxe.

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miércoles, enero 07, 2009

Por fin 


Por Dios, si esta semana duran un poco más, termino subido a un edificio y cargándome tres docenas de personas.

No recuerdo en mucho tiempo unas navidades tan Greench como estas, y eso que son las primeras que disfruto de mi enana.


En realidad, el problema no es mi hija, ni mi mujer. El infierno, como dice Sartre, son los otros.

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